Y sigue la exportación de ritmos desde Cuba

DE ORILLA A ORILLA (SEGUNDA PARTE)

Y SIGUE LA EXPORTACIÓN DE RITMOS CUBANOS

La inagotable fuente de ritmos bailables que fue Cuba dio al mundo un nuevo ritmo: el Mambo.

EL MAMBO

El estilo musical bailable denominado «Mambo» fue apuntado por el pianista, contrabajista y compositor Orestes López e interpretado por Antonio Arcaño.

En la confección de la parte final del Danzón titulado «Mambo», Orestes López utilizó un motivo sincopado, con el que los treseros de Son iniciaban sus montunos. Sobre este motivo, Antonio Arcaño, director y flautista de la entonces famosa orquesta Las Maravillas de Arcaño (1938) restableció la tradición creada por el flautista Miguel Vázquez «El Moro» de improvisar variaciones de flauta de larga duración.

Antonio Arcaño y su orquesta provoca un nuevo clímax que los bailadores desarrollan hacia una euforia indescriptible ya que hasta entonces estaban un poco constreñidos por el patrón rítmico del Danzón. Al enriquecer la percusión de la orquesta con una tumbadora, Arcaño crea definitivamente una nueva modalidad de Danzón, un ritmo nuevo que crea adeptos y enemigos.

Este nuevo ritmo es bautizado como Ritmo Nuevo y su parte movida es denominada «Sabrosura» por unos, «Diablo» por otros y «Mambo» por la mayoría. Las Orquestas de Antonio Arcaño, Joseíto Valdés «La Ideal», Orquesta La Unión y la Orquesta Melodías del 1940, son las más populares del momento que comienzan a incluir entre sus números el incipiente Mambo. Ya explicamos como la palabra Mambo se utilizaba en Cuba para definir los cantos rituales aportados por los esclavos Congos y su música Bantú.

LOS CONJUNTOS DE LOS 40

En los años 40, la adición del piano y una segunda trompeta al septeto crea el Conjunto, en su forma más clásica, con piano, dos o tres trompetas, bongó, tumbadora y dos o tres cantantes que tocan la guitarra, las maracas y el güiro.

EL CONJUNTO CASINO

La primera agrupación que adopta este nombre es el Conjunto Casino, fundado en 1937 como septeto, siendo la Sonora Matancera, fundada por Valentín Can‚ y Pablo Vázquez en 1924, la formación más clásica. Entre los temas más populares del Conjunto Casino destaquemos «Cada noche un amor» de Agustín Lara, «Canción del alma» de Rafael Hernández, «A mí qué» de Jesús Guerra y la Guaracha «Con la lengua fuera» de Agustín Ribot. Entre los famosos cantantes que pasaron por el Conjunto Casino destaquemos a Roberto Faz, que en 1956 funda su propio conjunto.

Otros Conjuntos de la época son el Kubavana, Los Astros y Modelo, estos últimos según la estructura marcada por Arsenio Rodríguez.

LA SONORA MATANCERA

La Sonora Matancera contó, a lo largo de su historia, con músicos y cantantes como Mario Muñoz «Papaíto», Celia Cruz, Bienvenido Granda, Celio González, el puertorriqueño Daniel Santos, Carlos Díaz (Caito), el colombiano Nelson Pineda, los argentinos Carlo Argentino y Leo Marini, el dominicano Alberto Beltrán, Pedro Knight, trompetista y esposo de Celia Cruz, etc. En su dilatada carrera la Sonora Matancera graba una enormidad de discos que aún se publican.

ARSENIO RODRÍGUEZ

Si bien los Conjuntos de la época se aglutinaban alrededor del piano, hay otro tipo de Conjuntos, en esta década de los cuarenta, que lo hace alrededor de ese instrumento tan cubano como es el tres.

El creador de este tipo de formaciones es un músico ciego desde los 7 años (ó 13 según fuentes consultadas) al recibir una coz en la cabeza.

Compositor y tresista genial, Arsenio Rodríguez «El Cieguito Maravilloso», crea su conjunto en 1929 y se traslada a Nueva York en 1949 en la esperanza de recobrar la vista en una operación que resulta un fracaso, escribiendo en ese momento el bolero titulado «La vida es un sueño».

En su grupo creó toda una auténtica escuela musical por la que pasaron gente como Chocolate Armenteros y Miguelito Cuní, el gran sonero. Arsenio influyó extraordinariamente en todos los jóvenes músicos hispanoamericanos que vivían en Nueva York e incorporando a su grupo las tumbadoras y una sección de trompetas, creó las bases de lo que luego se llamó Salsa.

OSVALDO FARRÉS

Una muestra m s de la inagotable cantera de músicos y compositores cubanos de la época es Osvaldo Farrés autor de temas como «Tres palabras», «Toda una vida», «Quizás quizás», «No me vayas a engañar», «Madrecita» (dedicada a su madre, que nunca pudo escucharla, pues era sorda), «Acércate más», etc. No está mal para un hombre que no podía llevar al pentagrama sus inspiraciones por no saber música.

En la actualidad se ha lanzado el rumor, entre los músicos cubanos, que Farrés se dedicaba a recopilar canciones de otros compositores que firmaba como suyas. Al ser Farrés uno de los muchos que abandonaron Cuba tras el triunfo de la revolución no podemos dar mucho crédito al descrédito que desde la Cuba oficial se pretende ahora hacer del compositor. La razón de este descrédito puede estar en que el pueblo jamás olvidó los temas de Farrés, pese a la prohibición oficial de su divulgación en la Cuba socialista. La negación de su obra permitió que de nuevo sus temas sonasen en Cuba como el pueblo lo demandaba.

GRANDES DEL MOMENTO

Es innumerable la saga de grandes compositores e intérpretes de la década, ahí están Roberto Faz, Omara Portuondo, Elena Burke, Bobby Collazo, Julio Gutiérrez, René Touzet, Juan Bruno Tarraza, Fernández Porta, Humberto Suárez, Antonio Matas, nacido en Mallorca y autor del popular tema «Parece que va a llover», Pedrito Junco, autor de «Nosotros», que es su carta de despedida a su novia cuando se siente herido de muerte por la tuberculosis, Orlando de la Rosa autor de «Anoche hable con la luna», Adolfo Guzmán, Felo Bergaza, etc.

Díaz Ayala aporta en su libro más de 40 grandes músicos compositores del nivel de Otilio Portal con su «Me lo dijo Adela». Autores y temas que impactaron e impactan en España en la voz de nuevos interpretes. Temas de estos años 40 son «Bemba colorá», «Burundanga», «Rico vacilón», «Oriente», «Bilongo», «Como se baila el Son», «Señora» y otros, incluidos en los últimos discos publicados en España de Celia Cruz y otros grandes de la música de raíz hispano-afro-caribeña.

LAS ORQUESTAS FEMENINAS

Ya en 1930 sonaba en la Habana la Orquesta Edén Habanero con una formación exclusiva de mujeres dirigidas por Mercedes Herrera. Esta costumbre de orquestas femeninas siguió viva en Cuba y en esta época, existían ya orquestas femeninas como Anacaona de Conchita Castro, que nace en 1939, y la Ensueño de Guillermina Foyo. Una nueva formación de la Orquesta femenina Anacaona visitó España en 1990.

LOS TRÍOS

Aparecen también en el espectro musical caribeño gran número de tríos como Los Guaracheros de Oriente, el Trío Oriental, Los Trovadores Sonrientes de Servando Díaz, que estrenaron «Bésame mucho» de Chelo Velázquez. Los tríos competían en los gustos del momento con orquestas como la Siboney de Alfredo Brito y su hermano Julio, autor de «Mira que eres linda» y «El amor de mi bohío».

En la década de los cuarenta, triunfa en Cuba el grupo bilbaíno Los Bocheros con su tema «La luna enamorada», pegando también muy fuerte el pasodoble «Silverio» de Agustín Lara. El éxito es tal que Antonio Fernández (Ñico Saquito), creador de Los Guaracheros de Oriente, compuso un tema que interpretaron Los Trovadores Sonrientes y decía «…Entre Facundo, Silverio y La luna, me tienen la negra requetechiflá»

LOS GUARACHEROS DE ORIENTE

Los Guaracheros interpretaron Guaracha. Rumba, Merengue, Son, Bolero, Cha Cha Cha, Punto, etc. Casi cuatro años estuvieron actuando en Tropicana, tras un contrato inicial de cuatro semanas que les hizo obtener un éxito sin precedentes. Sus giras les llevaron a Venezuela, Panamá, Santo Domingo, Curaçao, Nassau, Costa Rica, Méjico, Italia, Francia y España. En Madrid en el Hotel Castellana Hilton obtuvieron un éxito apoteósico. Su creador Ñico Saquito, nació en Santiago (1902-1981) y contó antes con el Cuarteto Castillo. Residió en Venezuela durante 10 años para volver a Cuba en 1960.

CELINA Y REUTILIO

Celina y Reutilio realizan la fusión de lo guajiro (campesino) y lo negro, que luego popularizó el gran Beny Moré. Celina y Reutilio compusieron, entre otros temas, el clásico «Yo soy el Punto cubano» que Celina González sigue interpretando. En la última producción discográfica de Auserón, Celina canta un sabroso Son Guajiro a la «Virgen del Cobre (Ochún)», Patrona de Cuba que fue llevada desde Illescas (Toledo).

Celina triunfa en Santiago desde los 16 años y a los 20 se instala en La Habana con Reutilio, su esposo. Tras enviudar, Celina sigue su carrera en solitario.

LOS CUARTETOS

La moda norteamericana impone, también en Cuba, los cuartetos vocales y nacen Los Rivero, La Rosa, D’Aida, Los Hermanos Benítez, etc.

COMIENZA LA FUSIÓN

En 1940, en EEUU, la orquesta cubana de Alberto Socarrás comparte cartel con la de Glenn Miller.

En 1941, Mario Bauzá, quien llegó en 1930 a Nueva York con la orquesta de Azpiazu, en compañía de Antonio Machín, tras recorrer varias orquestas de jazz llamó a su amigo de infancia Frank Grillo «Machito» para organizar una orquesta. Machito emigra a Nueva York, al igual que Chano Pozo.

CHANO POZO

Luciano «Chano» Pozo, cantante, bailarín, percusionista de conga y compositor, nació en La Habana el 7 de enero de 1915. En mayo de 1946, Pozo se asentó en Nueva York y empezó a tocar con Miguelito Valdés y Machito. En febrero del 47 realizó su primera grabación en la que figuraban músicos como Arsenio Rodríguez, Panchito Riset, Rapindey y la orquesta de Machito al completo, como vocalista estaba Tito Rodríguez.

El mismo año Dizzy Gillespie, un trompetista de jazz que siempre había estado cerca de la música caribeña desde que compartió banda con Bauza a finales de los años 30, buscaba un percusionista para su banda y fue Bauza quien le habl¢ de Pozo. El 29 de septiembre de 1947 el Carnegie Hall sería el escenario en que la nueva banda de Gillespie presentó una ambiciosa composición denominada «Suite afrocubana» que comprendía dos movimientos «Cubana Be» y «Cubana Bop» que se convirtió en un clásico. Pozo fue el primer congero que tocó en una banda de Jazz. Murió de un disparo en Harlem el 2 de diciembre de 1948.

MACHITO

Machito se integró con los grandes del jazz como Charlie Parker y Dizzy Gillespie. Fundó su orquesta con Mario Bauza, llamada Los Afro-Cubans, al estilo de las orquestas norteamericanas, con tres saxos y una o dos trompetas.

A mediados de los 40 las grandes orquestas de jazz pierden fuerza en Nueva York. Los grandes del jazz como Parker y Gillespie reaccionan creando un jazz más sofisticado, más estilizado: el Be-Bop. Gillespie es acompañado en la tumbadora por el cubano Chano Pozo, y nace el Cu-Bop que tendría poca vigencia aunque impactó en su momento. Chano Pozo es asesinado en 1948. Beny Moré le cantará «Recordando a los Soneros».

En 1942, José Curbelo, pianista cubano, forma su orquesta en Nueva York, por donde pasan Tito Rodríguez y Tito Puente, siguiendo la pauta de Los Afro-Cubans de Machito, o sea, fusionando el jazz y la música llegada del caribe en nuevas formaciones basadas en el patrón del big-band con acento caribeño.

A la orquesta de Machito se incorpora en 1943 su hermana Graciela «La Bochinchera», quien venía de formar parte de la orquesta femenina Anacaona.

MIGUELITO VALDÉS

Nació en La Habana en 1916, sus padres le bautizaron como Eugenio Lázaro Miguel Izquierdo Valdés y Hernández e intentaron que estudiase leyes pero la música popular le atrajo definitivamente.

A sus 15 años entró en el mundo del boxeo y pronto frecuentó los ambientes nocturnos y comenzó a cantar aompañándose de su guitarra, obteniendo su primer contrato en el Casino Riverside de La Habana, luego Puerto Rico, Venezuela y Guatemala. Su voz estuvo al frente del Sexteto Occidente de María Teresa Vera y las orquestas de los Hermanos Castro y Casino de la Playa.

En abril de 1940 llega a Nueva York Miguelito Valdés, que sería conocido como Mr. Babalú por la interpretación inigualable que hacía del tema «Babalú» de Margarita Lecuona, pariente lejana de Ernesto Lecuona..

Al llegar a Nueva York, se incorpora a la orquesta de Cugat convirtiéndose en un ídolo en los EEUU. Muere en 1978, en plena actuación, en el hotel Tequendama de Bogotá.

En esta década en Nueva York obtuvieron cifras record de ventas temas como «El Cubanchero» de Rafael Hernández; «Bésame mucho», «Solamente una vez», «Acércate más» y «Tres palabras».

TITO PUENTE (23/4/1923 NY-1/6/2000 NY)

Los siguientes artículos aparecieron en el diario  EL MUNDO el 2 de Junio de 2000 tras la muerte de Tito

Todo el mundo sabe que las percusiones ocupan un lugar central en la salsa. Tito Puente las había colocado en la parte delantera de la escena, antes que la música latina existiera, o cuando todavía se hablaba vagamente de ella.

Viernes, 2 de junio de 2000

 

Tras 17 horas de operación, Tito Puente falleció ayer en un hospital de Nueva York a los 77 años

 

CARLOS FRESNEDA. Corresponsal en NY

Al «padre de la salsa» le falló el corazón 

NUEVA YORK.- Quería llegar a los 200 discos. Se quedó en los 112. Le disgustaba la etiqueta de «padre de la salsa»; prefería la del «rey del mambo» o «pionero del latin jazz»; Pupilo aventajado de Machito y de Dizzy Gillespie, eterna sombra de Celia Cruz, padrino espiritual de Carlos Santana (¡Oye como va!), timbalero mayor de este «Niuyork» que desde ayer le llora. Hasta la vista, Tito Puente.

El Harlem hispano se tiñó de luto por la muerte de su vecino más ilustre. Los puertorriqueños engalanaban el barrio para celebrar su fiesta anual cuando recibieron el mazazo en los noticieros de la mañana: acaba de morir Ernesto Anthony Puente Jr., más conocido como Tito Puente. Le falló el corazón. Tenía 77 años.

La primera señal de alarma llegó a primeros de mayo, explicaría luego su agente, Eddie Rodríguez. Tito estaba entonces en San Juan para tocar con la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico. Lo tuvieron que ingresar por arritmia cardíaca. Salió del hospital, pero ya no era el mismo. Había perdido su energía contagiosa. Se quedó sin ritmo, sin beat. Suspendió sus actuaciones y nunca más volvió a tocar.

Regresó a su ciudad natal con la certidumbre de que sus días estaban contados, y el lecho hospitalario -donde falleció tras 17 horas de operación- se convirtió en centro de peregrinación de todos los ídolos locales.

Lourdes Torres, portavoz del Centro Médico de la Universidad de Nueva York, fue la primera en anunciar ayer su muerte, en inglés y en español. A petición de su mujer, Margie, y de sus tres hijos, no trascendieron más detalles. Tampoco se sabía ayer si habrá funeral popular o si le despedirán en una ceremonia íntima.

Carlos Santana, de gira mundial con Supernatural, le dedicó ayer sus mejores plegarias. Celia Cruz, su media naranja musical, encajó la noticia en Buenos Aires: «Nos conocimos en La Habana, en 1952, y desde entonces fuimos como hermanos. Luego, cuando llegué a Nueva York, lo dio todo por mí y me catapultó a la fama».

«Cabecita de algodón», le llamaba cariñosamente Celia Cruz, por su cabello rizado y cano. Durante más de dos décadas recorrieron el mundo con el legendario Fania All Stars. Aún se traían algún proyecto entre manos… «Hoy es un día muy triste para todos: el alma de la música latina ha muerto», sentenció la guarachera en la distancia.

En la memoria reciente, el quinto Grammy que Tito Puente conquistó el pasado febrero por Mambo Birdland. Su salud ya se resentía, pero no quiso perderse la coronación de su entrañable amigo Carlos Santana: «Me encanta oírle tocar una y otra vez el Oye como va; entre otras cosas, porque cada vez que lo hace recibo un buen puñado de dólares en royalties».

A Tito Puente lo vimos tres veces en su salsa. Dos de ellas, actuando en la carpa latina del Madison Square Garden. La tercera, ensayando entre bastidores junto a su ahijada musical, La india. El timbalista parecía más pendiente del ritmo ajeno que de sus propias palabras. Y cuando hablaba, lo hacía de mala gana: «Eso de la salsa es un invento comercial. Yo no hago salsa, ni siquiera sé lo que es la salsa, aparte de la que venden en los supermercados. Yo hago jazz latino, para que la gente pueda vibrar y bailar».

Manos como alas

Cuando Tito atacaba los timbales, o cuando apremiaba a su orquesta para meterle más nervio a un tema, su carácter se trasmutaba. El gesto huraño dejaba paso a la inabarcable sonrisa. Sus manos eran alas y contagiaban ese delirio que, según él, se alcanzaba tan sólo tocando en vivo.

Por eso se prodigó tanto, más de 300.000 kilómetros recorridos en incontables vueltas al mundo. Gracias a él, los ritmos latinos entraron por primera vez en la Rusia poscomunista y en la «nueva» China. El presidente Clinton le distinguió hace tres años con la Medalla Nacional al Mérito Artístico, y sus manos están estampadas en cemento junto a las de las grandes estrellas de Hollywood.

Recordando aquella ocasión, Clinton manifestó ayer su tristeza por la muerte del percusionista, del que dijo que «durante más de 50 años fue más que un músico, fue un pionero». El presidente de los EEUU recordó que Puente ayudó a definir un género, la música latina, en el que sus composiciones se han convertido en clásicos. «Este es su legado: música que trae alegría a viejos y jóvenes, a gente de cualquier origen en países de todo el mundo», añadió Clinton.

La vida y la música de Tito Puente estuvo ligada al Harlem hispano. Allí nació, en plena explosión del jazz, y allí empezó a tocar el piano con apenas siete años, y después el saxo, y después la percursión.

Con Abaniquito y Dancemanía se subió a la cresta de la ola latina y ya no se bajó: de las actuaciones en el Palladium al Oye como va, el bombazo de su carrera. En el 79 logra su primer Grammy, y ese mismo año le dan las llaves de oro de la Ciudad de Nueva York, que ha decidio ponerle su nombre a una calle. Tito Puente Street.

RICARDO AGUILERA

Tito Puente «El rey del mambo»

Murió el maestro Tito Puente y es hora de reflexionar. Los caminos de los que procede la música de hoy en día fueron trazados por personas como él, gente con un talento desbocado, sin más intereses que los artísticos.

A Tito Puente le han llamado de todo a lo largo de su carrera: El rey del timbal, El rey del mambo, El rey de la música latina… Tanta majestad no se correspondió nunca con el talante llano de un señor que acudía a los conciertos conduciendo su coche y con los timbales guardados en el maletero.

Tito Puente ha sido pieza capital en la feliz fusión entre los sonidos calientes del Caribe y el jazz más vanguardista. Estuvo en primera línea de la fusión histórica. Quizá por su condición de newyorkrican (portorriqueño nacido en Nueva York), era la persona ideal para conferir una dimensión internacional a la música latina.

Si ese fue su destino, lo cumplió a base de bien. Su dominio orquestal, la capacidad de unir un sentido único del ritmo con el conocimiento exhaustivo de la armonía, hizo de Puente un artista capaz de conjugar lo mejor de la música americana de todas las latitudes en un formato particularmente brillante.

Cuando el mambo se convirtió en la música de moda en los bien amueblados salones del sueño americano, allí estaba Puente; cuando las big bands de jazz quisieron adornarse con los ritmos calientes, también; cuando las orquestas latinas entraron a saco en el repertorio de los grandes del jazz, Tito marcó el camino. Y cuando llegó la revolución comercial de la salsa, el maestro ya estaba de vuelta de todo. La lista de músicos que le deben todo a Puente es larga. El fue el primero en acoger a una Celia Cruz recién salida de Cuba. Con Tito Puente desaparece la última figura de un tiempo irrepetible: la época en que el imperativo comercial no impedía la existencia de grandes orquestas ni de compositores capaces de unir la popularidad de sus temas con un concepto elevado de la música.

ALVARO FEITO
Tito Puente «El pionero del jazz latino»

Oye cómo va, interpretado por Carlos Santana, fue uno de sus grandes éxitos internacionales. Pero Tito Puente, timbalista, vibrafonista, pianista, saxo alto, compositor y arreglista, no solamente fue el creador de esta canción universal, sino también uno de los más prolíficos y genuinos representantes de la salsa caribeña, o del jazz latino, como genuinamente se conoce a este género musical desde hace más de 40 años.

Tito Puente había declarado que siempre quiso ser bailarín. No explotó esa faceta, pero hizo bailar a medio mundo con la música que universalizó. El hombre de la eterna sonrisa y alegría contagiosa ha fallecido a los 77 años de edad, por las complicaciones surgidas en una operación cardiaca.

De origen puertorriqueño, había nacido en el neoyorquino barrio de Harlem, en 1923, con el nombre de Ernesto Antonio Puente. Estudió piano durante siete años, y batería/percusión, otros tantos, antes de decantarse por el vibráfono y especializarse en uno de los elementos diferenciadores de la cadencia rítmica caribeña, los timbales, de los que llegó a ser un consumado maestro.

Sirvió en la Marina estadounidense durante la II Guerra Mundial y, al regresar, estudió composición, armonía y orquestación en la prestigiosa Julliard School of Music. Ya había empezado a tocar en la bandas de Machito, Pupi Campo y Joe Curbelo, pero en 1947 forma su primera agrupación orquestal, The Picadilly Boys. Comenzaba entonces una nueva era musical que, con el tiempo, habría de ser masivamente reconocida como una de las aportaciones máximas de la cultura hispana a la comunidad norteamericana.

Su álbum de 1957 Dance María, por ejemplo, fue saludado por The New York Times como «un punto culminante en la locura de los estadounidenses por el mambo y su atracción hacia los ritmos afrocaribeños».

Y eso no fue sino el comienzo de un largo periplo de grabaciones y apariciones en vivo a lo largo y ancho de un planeta que comenzaba a digerir la salud y vitalidad de una música esencialmente bailable y seductora, que cautivó a las masas. Los años 60 fueron los de la gran implantación artística de Tito Puente. Su colaboración musical e íntima amistad con Celia Cruz, la pantera de la salsa ofreció brillantes momentos de su carrera. También junto a La Lupe trabajó en diversas grabaciones y giras. Fueron los fundamentos de la orquesta Fania All Stars, que recorrió medio mundo, desde Japón a Europa, pasando por todo el Caribe y Latinoamérica.

En 1979, Tito Puente ganó el primero de sus cinco Grammys, con un disco de homenaje a uno de los grandes de la música cubana de todos los tiempos, Benny Moré. En la década de los 80 conseguiría varios más para sus LP’s On Broadway y Mambo diablo. Son sus años de mayor popularidad. Incluso realiza intervenciones como actor de cine en las obras de Woody Allen, Días de radio (donde encarnó a su amigo, Xavier Cugat) y en Los reyes del mambo tocan canciones de amor, al lado de Antonio Banderas, y bajo la dirección de Arne Glimcher. Había recibido su quinto Grammy el pasado mes de febrero, por Mambo Birland.

Tito Puente tocó al lado de todos los grandes maestros del jazz de una cierta época: Dizzy Gillespie, Dexter Gordon, Lionel Hampton… además de participar en algunas jam session de las inolvidables orquestas de Count Basie y Duke Ellington. Visitó los más renombrados festivales, de Newport a Montreux, de Monterrey a Vienne.

Su discografía superó el centenar de grabaciones. Musicalmente, jugó siempre con las polirritmias, y supo aunar el espíritu sensual de la sonoridad tropical con el sentido del riesgo y la improvisación genuina del jazz.

En los últimos años de su carrera, se le pudo ver dirigiendo su big band, desde la atalaya de sus incisivas e imaginativas percusiones. Siempre fue el eslabón perdido entre dos sonoridades que muchos pretendieron separar, la hispana y la americana, y que acabó fusionándose hasta lograr un estilo genuino y original, el latin jazz.

Tito Puente, músico, nació el 23 de abril de 1923 en Nueva York, donde falleció ayer.

y tras  estos articulos proseguimos con nuestro desarrollo histórico

BILLO’S CARACAS BOYS

Billo Frometa forma su orquesta es 1933 en Santo Domingo, su país natal. En 1935 viajan para actuar en Venezuela y allí¡ se quedan. En 1939 adoptan el nombre de Billo’s Caracas Boys y comienza la leyenda de una de las mejores orquestas de animación. Su repertorio de Boleros, Cumbias, Guarachas y Merengues hacen bailar a varias generaciones. Su música es denominada en Venezuela como «gallega» para definir un tipo de música blanda en contraposición a la fuerza que posee la música popular cubana.

LA MÚSICA CARIBEÑA TRIUNFA EN EL PALLADIUM

El Palladium era un inmenso salón capaz de albergar mil parejas en la pista de baile. Estaba situado en Broadway con la calle 53. En el corazón del ambiente musical y teatral de Nueva York. En 1947 la sala estaba ya en horas bajas pues las parejas americanas no llenaban la pista y la gerencia del local intenta dar un giro al local organizando unas sesiones matinales los domingos, dedicadas a la Música Caribeña. Tras el increíble éxito estas sesiones se realizan también los miércoles por la noche y antes de un año, todos los días.

Los Afrocubans de Machito, la Orquesta de Tito Puente «El Rey del Timbal» y la de Tito Rodríguez, un extraordinario vocalista que dominaba todos los sabores de la Música Caribeña, fueron las orquestas que colocaron el Palladium en un lugar destacado en la historia del baile y la Música Caribeña en Nueva York.

En este mismo año, Oréfiche rebautiza su orquesta bajo el nombre Habana Cuban Boys y vuelve a España, donde residirá definitivamente tras nuevas giras por todo el mundo.

La primera orquesta que acompañó a Machito en el Palladiun es el Conjunto Picadilly Boys de Tito Puente que pronto ampliaría y convertiría en orquesta.

El otro Tito, triunfador del Palladiun, se había iniciado en el trío de su hermano Johnny Rodríguez. Posteriormente pasa por otras muchas orquestas y tendencias caribeñas hasta llegar a la Orquesta del pianista Noro Morales. En 1946 se integra en la orquesta de José Curbelo junto a Tito Puente antes de montar su primer septeto y posteriormente su big-band latino con el que triunfa en el Palladium.

EN LA HABANA NACE TROPICANA

En 1948, se populariza en La Habana un nuevo cabaret: Tropicana. Curiosamente, es potenciado con una gran orquesta española, Los Chavales de España, que revolucionan el ambiente musical con un gran show, mucha clase y un repertorio distinto, tocando cada músico varios instrumentos, cosa muy criticada anteriormente en Cuba a Oréfiche. Con esta orquesta, Tropicana comienza a convertirse en el cabaret más popular de toda Cuba.

EL MAMBO MODERNO

En 1949, otro músico cubano, Dámaso Pérez Prado viaja a Méjico y realiza una importante labor creativa al aportar una orquestación brillante al ritmo de Arcaño, tomando de Arcaño y su Mambo la superposición de ritmos cubanos sincopados, imprime al Mambo más rapidez con la inclusión de más trompetas y saxos.

Pérez Prado, bebiendo en las fuentes de Arcaño, llega a crear el Mambo moderno evolucionando posteriormente hacia formas norteamericanas como en «Patricia» , un rock que vendió más de 5 millones de copias, «Qué rico el Mambo» vendería más de 4 millones.

Posteriormente, Pérez Prado crearía el Dengue, un nuevo ritmo de Música Caribeña con formas muy norteamericanas.

En realidad, aunque Arcaño creó un nuevo ritmo, sus bases musicales de violines y flautas nunca sonaron con la pujanza que Pérez Prado aportó con sus metales.

Si bien Arcaño creó el ritmo que cogió la denominación africana de Mambo, Pérez Prado pasó a la historia como su máximo representante gracias al impulso que este ritmo caribeño cogió en Méjico.

Al tener el Mambo de Pérez Prado claras influencias de las orquestas norteamericanas, no fue muy aceptado en Cuba, donde se preferían los Mambos de Bebo Valdés, tocados por la Riverside. También Eliseo Grenet, compositor de temas como «El negro bembón», versionada en España en los años 70 por Peret, responde al Mambo de Prado con otro nuevo ritmo, inspirado en viejos golpes oídos en la Isla de Pinos, el nuevo ritmo es el Sucu Sucu y el tema «Felipe Blanco».

En 1949 el músico Tadaaki Misago funda en Japón la orquesta Tokio Cuban Boys que refuerza su popularidad cuando Xabier Cugat visita Japón con la suya. Esta orquesta visita Cuba en la década de los setenta. Igualmente, en Japón triunfa la orquesta de Oréfiche, donde es un ídolo.

EL MERENGUE EVOLUCIONA Y NACE LA BACHATA

En Santo Domingo, el viejo Perico Ripiao, interpretado como música de salón en que los músicos permanecían sentados y el acompañamiento musical se limitaba al acordeón, tambora y güira va también evolucionando y ganando adeptos en todo el Caribe. El legendario Tatico, Angel Viloria y sobre todo Luis Kalaff amplían los conceptos básicos del Merengue y viajan a EEUU añadiéndole a la instrumentación los metales.

El baile del Merengue tiene tres partes, la primera es denominada «paseo», la segunda «merengue» y la tercera «jaleo», en esta tercera parte es donde se realizan las inspiraciones o improvisaciones, algo similar al Montuno cubano.

Famosos merengueros dominicanos son Simo Damirón, Negrito Chapuseaux, Rafael Petitón, Pancho, Julio Alberto Hernández, Rafael Ignacio, Pablo Campos, Tirso Guerrero, Alberto Beltrán, Joseíto Mateo, Antonio Morel, Luis Quintero, Vinicio Franco, Dioris Valladares y Ramón García.

El ambiente musical popular dominicano de los años treinta organizó sus fiestas o bachatas donde los grupos que actuaban eran denominados como Grupos Bachateros. Si bien el Merengue es de origen rural, en los barrios pobres de Santo Domingo y Santiago de los Caballeros nació una nueva forma de canción «Canción de amargue» o «Canción de Guardia» que luego se convertiría en la Bachata con un claro origen urbano.

ORQUESTAS CUBANAS DEL 30 AL 50

En Cuba son innumerables las orquestas que en las décadas del 30, 40 y 50 gozan del fervor popular en los innumerables bailes que se organizaban en toda la isla. Entre ellas destacamos la del pianista Armando Valdespí, la Charanga de Antonio María Cruz, la Orquesta Elegante con su vocalista Paulina Álvarez, la «Emperatriz» del Danzonete. Además las orquestas de Antonio María Romeu, Neno González, la Orquesta Gris de Armando Valdés Torres, la Orquesta Cuba, la de Raimundo Pia, la Charanga de López-Barroso, la Orquesta de Ismael Díaz, Los Caciques, la Charanga de Cheo Belén Puig, la Habana, la Orquesta Paulín, la Orquesta de Luis Carrillo, la de Andrés Laferte, la Charanga de Ramoncito Coto, la Charanga de Tomas Corman, la de Prospero Díaz, Everardo Ordaz, la Charanga de Miguel Tachit, la Orquesta de Ernesto Muñoz con su cantante Elena Li, la Maravilla del Siglo con su popular cantante Fernando Collazo, la Charanga de Frank Emilio, la Orquesta guarachera de Valerio Moreira, la Orquesta de Raúl Valdespí, la Orquesta Madrugada de José Urfé, la de José Antonio Díaz, la Charanga Hermanos Contreras, la Charanga Siglo XX con su cantante Dominica Verges, la Orquesta Modelo, y otras muchas que interpretaban fundamentalmente Danzas y Danzones cubanos.